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Logran crear una miniatura de pez raya realista mezclando componentes biológicos y sintéticos

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Kevin Kit Parker quiere construir un corazón humano. Su hija le encanta el acuario de Nueva Inglaterra en Boston. Padre e hija han combinado en una creación improbable: una raya artificial de níquel – cuya natación es guiado por la luz y alimentado por células musculares del corazón de una rata.

La incorporación de los avances en la ingeniería, cultivo celular, genética, y la biomecánica, la “vida” del robot es “claramente una proeza técnica “, dice Adam Summers, especialista en biología integrada en la Universidad de Washington, Seattle. Y algunos piensan que al mezclar las células y los materiales artificiales en una estructura pulsante, el dispositivo trae sueño de la ingeniería de un corazón humano un paso más cerca de Parker. “Uno puede imaginar que un día podemos utilizar esta tecnología para reconstruir partes del cuerpo humano”, dice KEDI Xu, un ingeniero neural de la Universidad de Zhejiang en China.

En la actualidad nos podemos sorprender con el realismo que está alcanzando la robótica a la hora de imitar al ser humano, tanto en su aspecto como en sus movimientos. Pero la ciencia va más allá, como demostraron un grupo de científicos internacionales, según publica la revista Science este viernes, que lograron realizar una miniatura del pez raya bastante cercana a las reales mediante el uso de componentes biológicos y sinténticos y accionado por diferentes pulsos de luz asimétricos para generar los diferentes movimientos.

El movimiento de la raya disponible en un acuario ha servido de inspiración a Kit Parker, profesora de bioingeniería y física aplicada en la Universidad de Harvard, para el desarrollo de la miniatura de raya robótica, que vio en ella la musculatura parecida a la musculatura disponible en las capas musculares del corazón.

Para ello, ella y su equipo crearon un esqueleto de oro con carga neutra, lo rellenaron con una capa fina de polímero flexible y le introdujeron en su parte superior una capa fotovoltaica compuesta de cerca de 200.000 células musculares del corazón de una rata llamadas cardiomicitos, que son sensibles a la luz.

En plena exposición a la luz, la miniatura del pez raya reaccionaba contrayendo las alertas hacia abajo, almacenando algo de energía que después liberaría expandiendo las aletas. Fue en este generado lo que motivó la búsqueda de una solución que permitiese controlar la propia miniatura de raya mediante el uso de la luz.

Y la solución vino mediante el uso de diferentes pulsos de luz para controlar la velocidad del propio cyborg (recordemos que estamos ante un sistema híbrido que hace uso de componentes biológicos y sinténticos). En las pruebas, consiguieron que con el uso de diferentes pulsos de luz, la miniatura de raya consiga sortear una serie de obstáculos.

Son muchas las aplicaciones médicas y robóticas la que pueden dar lugar estas investigaciones, donde las células musculares pueden ofrecer mejores rendimientos que las células sintéticas, funcionando de manera mucho más eficiente.

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